viernes, 20 de mayo de 2016

Todos Somos Iguales

Una mañana como cualquier otra,  en el colegio decidieron cambiarnos de paralelo. Estar con nuevos compañeros no era de mi agrado, pero no quedaba otra opción. Los días pasaron y entable una amistad con una compañera de mi curso, se convirtió en mi confidente. Queríamos salir y divertirnos, como cualquier chica de nuestra edad. Pero mi mamá que es una persona muy seria siempre me negaba el permiso, decía que mejor me ponga a estudiar y cosas así.

Mi mamá es de las que no les gustan las personas con un estilo de vida distinto al nuestro. Mi amiga era diferente a mí, tenía una vida desordenada, un poco desaseada pero eso no me importaba pues lo que yo valoraba era su forma de ser conmigo. Mi mamá se opuso totalmente a nuestra amistad, pero ella era como mi hermana, la hermana que no tuve. Quiso alejarme de ella pero todo  fue en vano.


Soy de aquellas personas que valora a los demás por sus sentimientos, que no me interesa su nivel social o su físico sino su calidad de persona, que a veces quien menos se espera es el que está contigo en las buenas, en las malas y en las peores dándote apoyo, alegrándote el día y cuidando de ti, cuando los demás te ignoran. Cosas como esas son las que se recuerdan siempre y se las lleva en la mente y en el corazón. 

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